5.6.11

Dos aficionados lanzan al espacio desde Dinamarca el primer cohete artesanal

Pedro Poza Maupain | Copenhague
 

¿Quién necesita a la NASA? No Peter Madsen y Kristian von Bengtson, dos daneses que han decidido, simplemente, viajar al espacio exterior por su cuenta y en su propia nave. El primer paso de gigante lo han dado este viernes tras lanzar con éxito el cohete no tripulado 'Heat 1X/Tycho Brahe' desde una plataforma marina situada en aguas de la isla de Bornholm. Un hito histórico nunca antes conseguido por una nave espacial privada. Como estaba previsto, el cohete cayó al mar minutos después del despegue.

 Se trataba del segundo intento de 'Copenhagen Suborbitals', que es el nombre de la sociedad fundada para el proyecto, después del fiasco del pasado septiembre, cuando un fallo técnico impidió que se encendiese el motor. En esta ocasión les acompañó la suerte. Madsen, Von Bengston y sus 40 ayudantes necesitaban un día soleado y lo tuvieron.
"Que haga buen tiempo es crucial", explicó Von Bengtson antes del lanzamiento. "Las olas no pueden ser muy altas, no más de medio metro; el viento debe permanecer por debajo de los 5 metros por segundo; y el cielo no debe estar demasiado nublado para que podamos seguir visualmente al cohete. Y con lluvia es absolutamente imposible por el riesgo de que entre agua en el depósito de combustible".

Permiso de la Armada danesa

La Armada danesa les había concedido permiso para utilizar la zona en que se instaló la plataforma marina, pero sólo hasta el 5 de junio debido a que después de esa fecha la OTAN tiene programado realizar allí maniobras navales. De ahí la importancia del factor meteorológico. No podían esperar indefinidamente a que se diesen las condiciones idóneas. Y puede que, en Dinamarca, Bornholm sea conocida como 'la isla del sol', pero por estas latitudes eso no supone ninguna garantía. Más sol que en Galicia desde luego no hace.
El artefacto construido por Madsen y Von Bengston, de nueve metros de longitud, consta del cohete 'Heat 1X' y de la nave 'Tycho Brahe', así bautizada en honor al célebre astrónomo danés del siglo XVI. Alcanza una velocidad máxima de 2.000 kilómetros por hora y pasa de 0 a 100 km. en 0,8 segundos. El cohete está preparado para alcanzar una altura de hasta 15 o 16 kilómetros. Elemento clave en toda la operación fue un secador de pelo que costó poco más de 10 euros y cuya misión era evitar que una serie de válvulas se congelasen durante el lanzamiento.

'La nave espacial más simple'

"Es sin duda la nave espacial más simple jamás fabricada", apuntó Von Bengtson. "Hemos utilizado los materiales más simples que pudimos encontrar. Lo realmente excitante es saber si con tu cabeza, tus manos y una calculadora puedes construir una nave espacial que pueda utilizarse para vuelos tripulados y, al mismo, divertirte con ello".
El objetivo de 'Copenhagen Suborbitals' es llevar a cabo un viaje tripulado al espacio (una órbita alrededor de la Tierra) en un plazo máximo de 10 años, con lo que Dinamarca se convertiría en el cuarto país en lograrlo, después de la URSS, EEUU y China.
Los artífices de la hazaña, en cualquier caso, no son un par de chiflados. Von Bengtson es un arquitecto especializado en habitáculos para naves espaciales que ha colaborado con la NASA, y Madsen es un inventor autodidacta que cuenta en su haber con la construcción del mayor submarino artesanal que existe, un monstruo de 40 toneladas que participó en el traslado del cohete desde Copenhague a Bornholm, una verdadera odisea de más de 20 horas en medio de un fuerte oleaje que causó más problemas que el lanzamiento en sí.


Tomado de:
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/03/ciencia/1307113513.html
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Nano-ladrillos de posibilidades extraordinarias


Luz emitida por las nanoestructuras.| CSIC
Luz emitida por las nanoestructuras.| CSIC

Un único material, muchas propiedades

El gran interés que la nanotecnología ha suscitado en la última década proviene principalmente del hecho de que ahora sabemos que un material determinado no tiene sólo las propiedades que todos conocemos, sino que, siempre y cuando reduzcamos la cantidad de ese material a dimensiones nanométricas, puede exhibir otras muchas.
En la práctica, es como si tuviéramos más de una tabla periódica de los elementos químicos a parte de la tradicional, ya que las propiedades de un solo elemento (o compuesto) se han multiplicado. Por ejemplo, el grafito, un mineral formado por carbono y que suele ser la mina de los lapiceros, es frágil. Pero el material formado por un tipo particular de nanopartículas de carbono llamados nanotubos, es ligero y altamente resistente.

La nanotecnología: una caja con diferentes piezas y herramientas

La fabricación de nuevos materiales, sin embargo, es sólo el comienzo. Los problemas para los cuales buscamos solución están relacionados, por ejemplo, con la producción de energía limpia y su almacenamiento, el procesado, almacenamiento y transmisión de la información, la biomedicina… Estos desafíos requieren nuevos sistemas complejos que realicen operaciones en multitud de pasos.
Una forma de ver la nanotecnología es pensar que consiste en una caja con diferentes piezas de construcción de tamaño nanométrico, que no sólo sirven para fabricar nuevos materiales, sino también para combinarlos e interconectarlos y así construir dispositivos más complicados. Podemos encontrar una semejanza en el juego infantil de construcción con bloques de madera, o en el juego 'Lego', pero con piezas de dimensiones nanométricas.
Las piezas representan las unidades básicas de construcción, los 'ladrillos' nanotecnológicos: nanopartículas, nanocristales, moléculas, nanotubos…. Unir muchas piezas amarillas para formar un muro equivale a formar un nuevo material. Una vez que tenemos muros amarillos, suelos malva o torres rojas, unimos a su vez estas estructuras para formar dispositivos más complicados: casitas, castillos, dragones.


El objetivo a largo plazo de la nanotecnología es desarrollar sistemas que funcionen de forma compleja, de forma semejante a cómo funcionan las células en los mamíferos, que son sistemas que a su vez se componen de otros sistemas que realizan funciones más sencillas, de forma jerárquica y con un alto grado de interconexión e intercomunicación entre ellos. Hoy en día estamos todavía muy lejos de poder fabricar algo tan sofisticado.

La era de la nanofabricación ya está aquí

El camino a seguir es comenzar por las tareas más simples. En primer lugar, fabricar nanoestructuras con las que a su vez producir materiales que sean capaces de realizar una sola tarea, por ejemplo, hacer utensilios de mayor dureza o filtros para líquidos que sean más eficaces por el hecho de estar fabricados con poros del tamaño nanométrico. Esta es la etapa que está más avanzada. La mayor parte de las aplicaciones comerciales actuales de la nanotecnología están relacionadas con los nuevos materiales (Mihail Roco, 'U.S. National Nanotechnology Initiative').
Una segunda fase es la fabricación de nanoestructuras más activas, de forma que sean capaces de detectar sustancias, moverse, entregar un fármaco a determinadas células enfermas o generar o adsorber la más mínima cantidad de luz. Esta es la etapa en la que está centrada la investigación actual.
Un tercer paso consistiría en aprender a organizar e interconectar las nanoestructuras para armonizar sus respuestas dentro de un sistema mayor. Por ejemplo, interconectar los nanoestructuras generadoras de energía con las que requieren energía o transportar y mover cargas de unas nanoestructuras a otras.
Un paso aún más avanzado sería la fabricación de nanosistemas con miles de componentes que interactúen entre sí de forma estructurada y subordinada. Se ha abierto ante nosotros una caja con nuevas herramientas y 'nano-ladrillos' de posibilidades extraordinarias para encontrar soluciones tecnológicas a necesidades actuales en campos muy variados. Y como en todo nuevo descubrimiento científico y tecnológico, debemos tener presente la responsabilidad de investigar sus posibles efectos adversos tanto para la salud de los seres humanos y como para el medio ambiente.

[foto de la noticia]

En la imagen superior se pueden observar unas nanoestructuras (los puntos blancos) denominadas puntos cuánticos. Cada punto tiene un diámetro de 80 nm. Estas nanoestructuras exhiben la novedosa propiedad de ser capaces de emitir fotones uno a uno. Un fotón es la mínima cantidad de luz posible. La imagen de la derecha muestra la luz emitida por cada punto. Este hecho tiene aplicaciones para futuras tecnologías de la información (encriptación cuántica). Por cortesía del grupo de MBE del IMM-Instituto de Microelectrónica de Madrid (CNM-CSIC) y del grupo UMDO del Instituto de Ciencia de Materiales de la Universidad de Valencia (http://www.uv.es/umdo/index.htm).
Mónica Luna es investigadora en Nanociencia y Nanotecnología del Instituto de Microelectrónica de Madrid (CSIC).
monica.luna.estevez@gmail.com
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Lunas como la nuestra "podrían ser comunes"




   Las interacciones que forman lunas como la nuestra son consideradas raras.
Casi el 10% de los planetas rocosos que gravitan alrededor de estrellas como nuestro Sol, podría alojar una luna proporcionalmente tan grande como la de la Tierra, dicen investigadores.
Nuestra Luna es desproporcionadamente grande -más de una cuarta parte del diámetro de la Tierra- una situación que se creía rara.

Pero al simular la formación de planetas a través de computadoras, los investigadores han demostrado que los grandes impactos que provocaron la creación de nuestra Luna, podrían ser comunes.
El resultado también podría ayudar a identificar otros planetas en los que podría haber vida.
Un informe detallando los resultados de la investigación se publicará en Icarus, una revista especializada en estudios del sistema solar.
El año pasado, investigadores del Instituto de Física Teórica de la Universidad de Zurich, en Suiza, y Ryuja Morishima del Laboratorio de Física Atmosférica y del Espacio de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, llevaron a cabo una serie de simulaciones para descubrir la forma en la que los planetas se crean a partir de gas y pequeños trozos de roca conocidos como planetacimales.
Se cree que nuestra Luna se formó en los primeros años de la Tierra cuando un planeta del tamaño de Marte se estrelló contra nuestro planeta, provocando un disco de material fundido alrededor de la Tierra que más tarde se fusionó para crear la Luna como la conocemos hoy.
El equipo de investigadores usó los resultados de su estudio inicial como la base de una nueva simulación para determinar las probabilidades de que impactos a gran escala puedan formar satélites en forma similar.
Los resultados mostraron que hay una en cada 12 posibilidades de que se genere un sistema que cuente con un planeta con más de la mitad de la masa de Tierra y una luna con más de la mitad de la masa de nuestra Luna.
Tomando en cuenta los márgenes de error de estudio, el rango de posibilidades de que ocurra el fenómeno se sitúa entre uno en 45 y uno de cada cuatro eventos.

Influencia estabilizadora

 Sebastian Elser, de la Universidad de Zurich, dice que los nuevos estimados sobre las probabilidades de que existan satélites del tamaño de la Luna podrían ayudar a la búsqueda de planetas extrasolares.
Esas grandes lunas podrían confundir la medidas tomadas para descubrir planetas, pero el saber que los satélites grandes pueden ser comunes podría facilitar las mediciones.
Asimismo, nuestra Luna ha servido para estabilizar la inclinación del eje de la Tierra -o su oblicuidad- que de otra manera podría haber variado drásticamente en escalas cortas de tiempo. Y eso habría provocado severos cambios en la forma en la que el calor del Sol se distribuye en todo el planeta.
Por lo tanto, se puede decir que la presencia de la Luna creó un ambiente más estable para que la vida pudiera evolucionar, dijo Elser.
"Indagar la posibilidad de una luna estabilizadora es algo bueno si estás tratando de encontrar cuántos planetas habitables hay en la galaxia", le dijo a la BBC. "Pero no es la única característica, ni la más importante".
Eiichiro Kokubo es un experto en la formación de planetas y ha publicado varios escritos sobre la mécanica detrás del desarrollo de planetas y de nuestra Luna en el sistema solar.
Calificó el resultado como una "estimación interesante", pero advirtió que aún hay muchos parámetros desconocidos "que afectan gravemente la formación lunar, su evolución y la probabilidad de que haya lunas grandes".
Le dijo a la BBC que, por ejemplo, aún es imposible decir cuáles son los efectos del giro inicial de un planeta antes de un impacto o cómo se forma el disco de material fundido y evoluciona tras su aparición.
"Creo que debemos tomar la investigación como una prueba de cálculo basada en lo que sabemos hoy sobre la formación de planetas terrestres y lunas", concluyó.

Tomado de:
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/06/110605_1215_luna_comun_planetas_espacio_dc.shtml
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Físicos rusos descubren dos elementos superpesados que pueden cambiar la tabla periódica

Estos elementos químicos, cuyos nuevos nombres todavía no han sido difundidos, son los más pesados descubiertos hasta la fecha

Día 04/06/2011 - 18.32h
Físicos rusos descubren dos elementos superpesados que pueden cambiar la tabla periódica
Archivo 
 
Físicos rusos pertenecientes al Instituto Conjunto de Investigación Nuclear (JINR) han acreditado de manera oficial la sintetización de los elementos químicos más pesados descubiertos hasta la fecha, que podrían incluirse en la tabla periódica de los elementos, según ha informado la agencia de noticias rusa RIA Novosti.
La Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) y la Unión Internacional de Física Pura y Aplicada (IUPAP) han necesitado tres años para determinar que el equipo del instituto de Dubna, cerca de Moscú, ha sintetizado exitosamente -en un trabajo conjunto con el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore de California- los elementos químicos 'superpesados' con los números atómicos 114 y 116.
El elemento 114 fue sintetizado en diciembre de 1998 bombardeando el núcleo de plutonio con núcleo de calcio, que tienen 94 y 20 protones respectivamente. El elemento 116 fue sintetizado en julio del 2000 tras bombardear el núcleo de curio, que tiene 96 protones, con núcleo de calcio.
El líder del equipo de investigación ruso, Yuri Oganessian, ha informado de que los científicos tienen ahora que enviar los nombres de los elementos para su aprobación por parte de la IUPAC. "La comisión mira si el nombre es aceptable de manera general de acuerdo a las tradiciones de nomenclatura -en honor de los planetas, el lugar donde ha sido descubierto o en honor a grandes científicos-", ha indicado.

Átomos que duran décadas

Oganessian no ha desvelado los nombres que los físicos rusos van a proponer, pero no ha descartado que uno de los elementos pueda ser nombrado en honor al físico soviético Georgi Flerov, quien dirigió el instituto en la etapa en que se consiguió la síntesis del elemento 105 en 1968, conocido como dubnio. El elemento 116 podría ser un derivado de Muscovy, en honor a la región moscovita.
El JINR pretende comenzar en breve experimentos para la síntesis del elemento 119 mientras continúan la búsqueda de la conocida como "isla de la estabilidad" en la secuencia de los elementos 'superpesados', que los científicos teorizan que supondría el descubrimiento de átomos que tuvieran una vida de décadas.
Los elementos químicos más pesados que el uranio, que tiene el número 92 en la tabla periódica, no aparecen de manera natural sobre la Tierra. Los dos nuevos elementos se desintegran en menos de un segundo. El elemento 116 apenas tiene una vida de varios milisegundos antes de convertirse en el 114, que tiene una vida de cerca de medio segundo antes de degradarse en copernicium, que entró de manera oficial en la tabla periódica en 2009.
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Crean por primera vez un minicerebro de laboratorio

Se trata de un auténtico cerebro en miniatura, construido con neuronas de rata, capaz de desarrollar una memoria a corto plazo y mantener «recuerdos» durante doce segundos

Día 03/06/2011 - 08.49h
No se trata de inteligencia artificial, ni tampoco de una simulación informática, sino de un auténtico cerebro en miniatura, construido a base de neuronas de rata y que ha demostrado, además, ser capaz de desarrollar una memoria a corto plazo y mantener "recuerdos" durante doce segundos.
El minicerebro, formado por entre 40 y 60 neuronas, ha sido creado por un equipo de investigdores de la Universidad de Pittsburgh, que intentaban desde hace tiempo desarrollar un cerebro artificial que pudiera servir para investigar cómo se forman las redes neuronales y cómo nuestro cerebro es capaz de transmitir y almacenar datos de una forma tan eficiente.
Para conseguir este milagro de laboratorio, los científicos pegaron a un disco de silicona una capa de proteínas, y añadieron a la mezcla células cerebrales procedentes de embiones de rata. Las neuronas se unieron a las proteínas y empezaron a realizar sinapsis, conectándose espontáneamente las unas a las otras y adoptando la forma de anillo que se ve en la fotografía.

Un estímulo de doce segundos

Por si no fuera suficiente con hacer crecer un cerebro en miniatura en una placa de Petri, los investigadores se dieron cuenta de que, cuando estimulaban las neuronas con electricidad, el microcerebro reaccionaba durante doce largos segundos. Lo cual constituyó toda una sorpresa, ya que no se esperaba que el estímulo durara más de un cuarto de segundo.
El minicerebro artificial, pues, era capaz de almacenar la información (el estímulo recibido por la descarga) y desarrollar su propio sistema de memoria a corto plazo. Las neuronas transmitían la señal secuencialmente, una detrás de otra, emulando la actividad cerebral de un cerebro auténtico.
Este impresionante logro se une al enorme paso dado por otro grupo de investigadores, esta vez de la Universidad de Stanford, que han conseguido, por primera vez, transformar células corrientes de la piel humana en neuronas completamente funcionales y capaces de formar sinapsis con otras células nerviosas.
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Unas raras criaturas aparecen varios kilómetros bajo la superficie de la Tierra

Las especies, entre ellas una jamás vista, soportan temperaturas de hasta 48 grados en profundidades donde no se creía posible que existiera la vida compleja

Día 02/06/2011 - 15.07h
Unas raras criaturas aparecen varios kilómetros bajo la superficie de la Tierra
Universidad de Ghent 
Halicephalobus mephisto
 
 
Desde su descubrimiento hace más de dos décadas, la biosfera del subsuelo profundo ha sido considerada como el reino de los organismos unicelulares, un reino que se extiende más de tres kilómetros bajo la corteza de la Tierra. Las limitaciones de temperatura, energía, oxígeno y el espacio parecían excluir la posibilidad de una vida más compleja. Los científicos no creían que organismos multicelulares podrían vivir en esas profundidades, pero se equivocaban. Investigadores de las universidades de Ghent (Bélgica) y Princeton han descubierto unos gusanos -uno de ellos es una nueva especie, a la que han llamado, con razón, «del diablo» (Halicephalobus mesphisto, por Mefistófeles, uno de los nombres del demonio)-, que viven en un auténtico infierno. Estas increíbles criaturas tienen su hogar de 0,9 a 3,6 kilómetros por debajo de la superficie terrestre, en unas minas de Sudáfrica, donde las temperaturas pueden alcanzar los 48 grados centígrados. El estudio aparece publicado en Nature.
El Halicephalobus mesphisto, un nematodo que mide 0,5 milímetros, se alimenta de bacterias y se reproduce asexualmente, fue encontrado en la mina de oro de Beatrix, a 240 kilómetros de Johanesburgo. El yacimiento tiene 1,3 kilómetros de profundidad y temperaturas de 37 grados centígrados. Los investigadores también descubrieron en las minas de Driefontein dos especies nuevas de nematodos, pero el hallazgo más sorprendente se realizó en la mina de Tau Tona. Allí, apareció el ADN de otra especie desconocida, a 3,6 kilómetros bajo la superficie y con temperaturas de 48 grados.

Vida en otros planetas

Con el fin de descartar la contaminación y la posibilidad de estos nematodos estuvieran más cerca de la superficie, Borgonie examinó la composición del agua y los niveles de oxígeno, azufre y otras sustancias químicas. Con la técnica del carbono 14, determinó que el agua de la zona había permanecido aislada de la superficie terrestre de 3.000 a 12.000 años.
Los investigadores creen que sus resultados les permiten ampliar la biosfera de metazoos conocida y demostrar que los ecosistemas de las profundidades son más complejos de lo que se había aceptado previamente. El descubrimiento de la vida multicelular en el subsuelo profundo de la Tierra también tiene importantes implicaciones en la búsqueda de vida en otros planetas en nuestro Sistema Solar
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