19.4.16

AURORA BOREAL




Para todos los amantes de las hermosas y misteriosas auroras boreales,   aquí los dejo con este interesante video  publicado hace 2 días por el canal de la NASA en alta definición.



    Aquí los dejo con un curioso fotograma tomado en el minuto 1.56 de la secuencia, es solo       curiosidad...







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17.8.13

Consiguen forzar –y filmar– la evolución de un tipo de bacteria

Emilio de Benito  Madrid 16 AGO 2013





Con los medios actuales, Darwin hubiera tardado bien poco en convencer a sus contemporáneos de que las especies mutan para adaptarse al entorno (o, mejor dicho, que las que tienen mutaciones útiles se imponen al resto porque responden mejor a los cambios). Y un caso extremo de evolución es el que han forzado –y filmado- investigadores liderados por Joao Xavier, del Memorial Sloan-Kettering Cancer Centre. Para ello han tomado unas bacterias (Pseudomonas aeruginosas) y las han puesto a competir entre ellas por el alimento. Estos microorganismos suelen vivir en colonias, y se expanden creando caminos impulsados por una especie de cola (flagelos). Originalmente, solo tienen uno, pero en las condiciones del ensayo desarrollaron dos o más colas extra.

La idea es que las bacterias que se desplazan más deprisa comen más. Y eso es mejor para ellas. Como si fueran fuerabordas, ganan al final las que tienen más motores. Lo han publicado en Cells Report.

Parte del éxito del trabajo radica en el diseño del ensayo. Las bacterias viven en colonias, y todo empieza situando una en el centro de una placa petri con nutrientes. Después de darles un día para empezar a esparcirse alimentándose, tomaron una muestra, y las llevaron a una segunda placa. Así varias veces. El resultado final es que el desplazamiento se hacía un 25% más rápido.

Los investigadores repitieron el trabajo varias veces. En concreto, 27. Y todas las veces el resultado final fue el mismo.

El siguiente paso fue analizar los genes de la bacteria, y en todos los casos vieron una mutación en el FleN, que regula la creación del flagelo.

En las imágenes se ve cómo las bacterias colonizan la placa. Primero, antes de mutar; después, tras el cambio. Por último, se ponen ambos tipos de bacteria en la misma placa y se ve la diferencia de comportamiento.

Sin embargo, en la naturaleza no ocurre lo mismo. Si tener más de un flagelo fuera una ventaja, lo normal sería que la bacteria hubiera evolucionado hacia esa forma. Pero no lo ha hecho, lo cual quiere decir que las condiciones de laboratorio son tan diferentes de las naturales que la bacteria se comporta de manera distinta.



Tomado de:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/16/actualidad/1376665578_302175.html
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25.1.13

Los sonetos de Shakespeare, en una molécula de ADN

José Manuel Nievas



Un grupo de investigadores del Instituto europeo de Bioinformática (EMBL-EBI) ha encontrado la forma de almacenar datos en forma de ADN, un material que puede durar, sin corromperse, decenas de miles de años. El revolucionario método, descrito en la revista «Nature», hará posible, entre otras cosas, que puedan almacenarse por lo menos cien millones de horas de vídeo en alta definición en una pequeña cantidad de ADN.

En la actualidad, existe en el mundo una cantidad ingente de información digital. Una cantidad que, además, crece día a día con el aporte de cantidades masivas de nuevos contenidos de todo tipo. La situación supone todo un desafío cuando se trata de archivar y mantener accesible toda esa información. Algo que sucede en todos los ámbitos, desde el doméstico al institucional o profesional. Los sistemas actuales de almacenamiento, como los discos duros, necesitan para funcionar un aporte continuo de electricidad, a lo cual se une su elevado precio. Otros soportes que no necesitan energía, como los magnéticos, tienen en contra que apenas sí pueden mantener intacta la información que contienen durante una década.

En investigación, el problema se multiplica, ya que muchos trabajos científicos, como las secuencias de ADN o los datos astronómicos, necesitan, para conservarse, de enormes bancos de memoria y de una gestión de los datos complicada y costosa.
Bancos de memoria

«Sabemos ya -explica Nick Goldman, científico del EMBL-EBI- que el ADN es muy robusto a la hora de almacenar información, lo cual se demuestra con el hecho de que podemos, por ejemplo, extraer esa información del ADN de las células óseas de un mamut lanudo de hace varias decenas de miles de años. Esa información, además, es increíblemente densa y pequeña, y no necesita de una fuente de energía externa, por lo que acceder a ella es sencillo».

Y ahí está precisamente la cuestión. Leer el ADN es algo que hoy en día no supone un problema, pero escribirlo es una cosa bien diferente, y eso es precisamente lo que hace falta si queremos almacénar información en él.

Para ello, existen dos desafíos muy concretos: primero, que usando los métodos actuales solo es posible fabricar cadenas muy cortas de ADN y segundo, tanto durante la escritura como de la lectura del ADN es muy fácil cometer errores, particularmente cuando se repite una «letra» concreta de ADN.
I have a dream...

Goldman y su colega Ewan Birney, sin embargo, han conseguido crear un código que solventa los dos problemas. «Sabíamos que teníamos que construir un código que sólo usara cadenas muy cortas de ADN -asegura Goldman- y hacer eso de forma que se pudieran crear reglas concretas para cada letra puede parecer imposible. Por lo que imaginamos que habíamos roto el código en muchos fragmentos que, además, se superponían en ambos extremos, con información capaz de indicar el lugar concreto al que pertenece cada fragmento dentro del código».

Dicho y hecho. Como prueba, los investigadores codificaron una versión en MP3 del célebre discurso de Martin Luther King «I have a dream» («Tuve un sueño») , una imagen en jpg del propio laboratorio, un PDF del histórico artículo de los «padres» de la doble hélice de ADN Watson y Crick , un archivo en formato txt con todos los sonetos de Shakespeare y un último archivo en el que se describe el proceso de codificación.
«Polvo digital»

«Descargamos todos los archivos de internet y los usamos para sintetizar centenares de miles de piezas de ADN. El resultado se parecía mucho a una mota de polvo». Un «polvo» digital que fue enviado por mail al laboratorio para que el resto del equipo pudiera secuenciar el ADN y descodificar los archivos sin que en el resultado final hubiera errores.

«Hemos creado un código -explica Nick Goldman- que es tolerante con los errores y que utiliza un formato molecular que cualquiera será capaz de leer sin problemas durante por lo menos 10.000 años, si no más».

Aunque aún quedan algunas cuestiones prácticas por resolver, la inherente densidad y longevidad del ADN como soporte para almacenar datos lo convierte en algo extremadamente atractivo. El siguiente paso será perfeccionar el código y buscar la forma de fabricar, de forma masiva, memorias de ADN viables y que se puedan comercializar.

Fuente:
http://www.abc.es/ciencia/20130123/abci-datos-almacenados-memoria-201301231832.html
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Neuronas programadas para su desaparición

M.R.E. / EL PAÍS
Cuatro pulsos bastan para inducir cambios en el desarrollo cerebral


Tres pulsos, un silencio y otro pulso. Como si se tratara del código Morse, con este patrón de actividad eléctrica algunas neuronas todavía no desarrolladas paran su propio crecimiento, han hallado investigadores de tres universidades europeas. Los cambios que se producen en el cerebro a lo largo de su desarrollo son todavía muy mal conocidos, pero sí se sabe que la clave de procesos muy complejos está en los patrones de actividad eléctrica de sus células y en su interrelación.

Los mamíferos nacen con un número de neuronas muy superior al que finalmente configura su cerebro y muchas desaparecen durante el desarrollo y otras refinan sus conexiones. Ahora, este equipo de investigadores ha hallado este nuevo patrón de actividad, en el que el silencio tiene una duración dentro de un rango determinado. Este hallazgo indica también que cada neurona infantil (que todavía no tiene conexiones -o sinapsis-) puede inducir su propia desaparición sin contribución alguna de las demás.

Los experimentos se han hecho en vivo, y se ha registrado el patrón en ratones de hasta tres semanas de vida (después ya no se encuentra), con técnicas de alta resolución sobre tejido cerebral. El investigador principal es Antonio Rodríguez Moreno, de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y han participado científicos de las universidades británicas de Oxford y Cambridge. El trabajo ha sido portada de la prestigiosa revista Neuron.

Hasta ahora se suponía que era necesaria la relación entre neuronas sin sinapsis y aquellas que ya las tienen para modificar las conexiones, es decir, que el maduro ayuda al niño proporcionándole reglas de aprendizaje para su desarrollo. La nueva regla de plasticidad [el término técnico] complica el panorama, y los autores creen que estas reglas complementarias se añaden al repertorio computacional de las redes de la corteza cerebral en desarrollo y que seguramente todas contribuyen a los cambios en la eficacia sináptica que conforman la arquitectura de circuitos funcional durante el desarrollo.

“Conocer estas reglas de plasticidad es fundamental, ya que en ellas está la clave, no sólo para entender cómo el cerebro realiza actividades de forma natural, sino para poder inducir cambios plásticos controlados en el cerebro que mejoren los procesos de aprendizaje y memoria, para facilitar el correcto desarrollo del cerebro e incluso para ayudarle a reorganizarse y reaccionar de la mejor forma posible tras una lesión”, señala Rodríguez Moreno. Entre las causas de los cambios en el cerebro están las emociones, el aprendizaje de la música, el desarrollo del sistema nervioso y también algunas lesiones y la ingestión de drogas.

fuente:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/01/22/actualidad/1358875254_387730.html


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Un asteroide de 60 metros ‘volará’ bajo los satélites

Alicia Rivera/ EL PAÍS

      Foto: AFP

Un asteroide de tamaño considerable se acerca a la Tierra. Es una roca de unos 60 metros de diámetro, se llama 2012 DA14 y el próximo 15 de febrero se acercará a la superficie de nuestro planeta hasta una distancia de 27.000 kilómetros, lo que significa que volará por debajo de los satélites de telecomunicaciones, que están en órbita a 36.000 kilómetros de altura. “El 2012 DA14 es el objeto celeste de este tipo que más se acercará a la Tierra de los conocidos hasta el momento”, afirma uno de sus descubridores, Jaime Nomen, del Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM).

No chocará con nuestro planeta, no hay peligro, pero si un objeto de estas características cae en el mar provoca un tsunami colosal, y si se estrella en el suelo hace un cráter de un kilómetro de diámetro. Con una energía liberada en el impacto de entre cinco y 10 megatones tendría efectos devastadores a escala regional, aunque no equiparables a los efectos globales del asteroide de 10 kilómetros que desencadenó la extinción masiva, incluida la de los dinosaurios, hace 65 millones de años. Por tamaño, más peligroso que el 2012 DA14 sería el ya famoso Apophis, con sus 300 metros de diámetro; pero pasará algo más lejos, a unos 32.000 kilómetros, en 2029.

El próximo 15 de febrero, telescopios en todo el mundo, desde los más grandes hasta los de aficionados, estarán pendientes del asteroide. “Será difícil seguirlo porque pasará a gran velocidad, a 10 kilómetros por segundo, lo que significa que cada minuto cubrirá en el cielo una distancia equivalente al diámetro de la Luna”, advierte Nomen. 2012 DA14 no será apreciable a simple vista porque es demasiado pequeño y oscuro, pero se verá con prismáticos.

La historia de este objeto, en los registros astronómicos, comenzó en la noche del 22 de febrero del año pasado, cuando uno de los tres telescopios automáticos instalados en la Sierra de la Sagra (Granada) y operados por el OAM, captó, entre las miles de imágenes que toman cada noche un objeto inusual por su alta velocidad angular. Los especialistas hicieron los primeros análisis y enviaron los datos a la Unión Astronómica Internacional, cuyo Centro de Planetas Menores (en EE UU) coordina este tipo de información. A los pocos días, el seguimiento del objeto 2012 DA14 permitió calcular su orbita. En el momento del descubrimiento estaba 4.300.000 kilómetros.

El 97% de los Objetos Próximos a la Tierra, conocidos internacionalmente como NEO (Near Earth Object), se descubren en EE UU, sobre todo con cuatro grandes programas de vigilancia del cielo financiados por la NASA y la Fuerza Aérea (USAF) y heredados de la guerra fría, cuando estos sistemas seguían los satélites soviéticos. Pero el 2,5% de los NEO se descubren desde España, por los expertos del OAM, explica Nomen. El Rastreo Astronómico de La Sagra (LSSS, por sus siglas en inglés) ha encontrado, en cinco años, unos 6.500 asteroides lejanos, siete cometas y 65 NEO.


“Con las primeras observaciones de un objeto de este tipo se hace un cálculo preliminar de órbita que ayuda a localizarlo de nuevo en el cielo y así, sucesivamente, con más datos, vas precisando su trayectoria”, explica el ingeniero Miguel Belló-Mora, especialista en estos cálculos de mecánica celeste y director de la empresa espacial Elecnor Deimos. “En los modelos de computación tienes que contar con todos los efectos del Sol y de los planetas, así como de la presión de la radiación solar; nosotros incluso integramos los efectos de los 5.000 asteroides más grandes”, añade. La precisión que se logra es enorme, de apenas unos centenares de kilómetros en la distancia de la Tierra al Sol. Así, los últimos cálculos determinan en 27.000 kilómetros, con error de más/menos 300 kilómetros, la distancia de paso de 2012 DA14, es decir, poco más de dos diámetros terrestres (la Luna está a 32 diámetros terrestres). Y han descartado el riesgo de colisión... esta vez.

El paso junto a la Tierra, debido a la gravedad, alterará la órbita del asteroide, explica Nomen. Ahora, la roca sigue una órbita circular alrededor del Sol, algo más excéntrica que la terrestre, y la completa en 366 días. “Pero tras este paso, por las perturbaciones gravitatorias, su órbita se reducirá a entre 317 y 320 días; el objeto se irá alejando en los próximos años, después se acercará de nuevo y, dentro de miles de años, tal vez acabe chocando con nosotros”, añade el experto del LSSS.

Con la Tierra colisionan objetos celestes de todos los tamaños. La inmensa mayoría son granos de polvo y pequeñas partículas de roca que se queman en la atmósfera produciendo las estrellas fugaces. Los que son mayores de 10 metros pueden suponer ya una amenaza. Pero ahora es posible no solo verlos venir y calcular el riesgo que entrañan, sino también diseñar estrategias para desviarlos o destruirlos. Precisamente, Belló-Mora lidera la misión Don Quijote de la Agencia Europea del Espacio, en fase de estudio, para lanzar un proyectil a un asteroide y desviarlo, junto con una sonda que estudie el impacto.

El OAM y Elecnor Deimos han organizado, para el 13 de febrero, en Cosmocaixa (Madrid), una jornada de divulgación sobre 2012 DA14. Mientras tanto, sus descubridores siguen pensando en un buen nombre para este NEO. “Según las reglas internacionales, tiene que ser algo que se entienda bien en todas las lenguas y sin alusiones comerciales, políticas o religiosas”, señala Nomen.

Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/01/22/actualidad/1358876659_472720.html
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NEANDER PARK

Javier Sampedro
Madrid
EL PAÍS





El evolucionista neoyorkino Stephen Jay Gould, fallecido en 2002, se quejaba de que Hollywood se había pasado cien años repitiendo la misma historia de ficción científica: el genio con más audacia que talento al que su criatura se le va de las manos; una eterna repetición, en el fondo, del mito de Frankenstein salido de la imaginación de Mary Shelley en 1818. Y tal vez la ciencia del mundo real no se haya acercado más a ese cliché que ahora mismo, ante la posibilidad real de resucitar al hombre de Neandertal, el formidable habitante de Europa y Asia occidental que se extinguió en Gibraltar hace 30.000 años. ¿Cómo acabaría ahora la película? ¿Cómo la remataría Mary Shelley? ¿Y usted, lector?

Lo primero que haría falta serían unos científicos impetuosos que se propusieran resucitar al neandertal, pero este es un asunto que ya ha saltado a la estantería de no ficción. El genetista de Harvard George Church, que ha inventado el marketing genético al escribir en una molécula de ADN su propio libro —Regénesis: cómo la bilogía sintética va a reinventar la naturaleza y a nosotros mismos—, ha propuesto no ya resucitar a un neandertal, sino a toda una cuadrilla de ellos (ver entrevista adjunta).

Y entre los científicos que consideran técnicamente factible la resurrección de los neandertales —si no ahora mismo, sí en el plazo de sus vidas— milita nada menos que Svante Pääbo, jefe de genética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, líder indiscutible de la paleogenética, o recuperación de ADN antiguo a partir de huesos fósiles, y máximo artífice de un reto científico que se consideraba imposible hace solo unos años: el genoma neandertal, la lectura de la secuencia (tgtaagc…) de los más de 3.000 millones de bases, o letras químicas del ADN, que portaban en el núcleo de cada una de sus células aquellos homínidos que dominaron Europa durante cientos de miles de años y hoy duermen el sueño fosilizado de los justos.

Tratemos provisionalmente de pasar por alto los problemas técnicos, algunos muy relevantes, para preguntarnos: una vez que sepamos resucitar al neandertal, ¿deberemos hacerlo? Ante este dilema moral caben dos clases de respuestas, la de los sabios cínicos —lo que puede hacerse acaba haciéndose— y la de los sabios de la realpolitik, que intentan prever escenarios y minimizar daños por si los cínicos acaban teniendo razón, que es lo habitual.

¿Por qué resucitar al neandertal? ¿Y por qué no hacerlo? ¿Cuáles son los riesgos, cuántas las ventanas abiertas, cuáles las oportunidades de negocio? Lo digo en serio: imaginen que un economista neandertal nos saca de la crisis.

En primer lugar, la resurrección del neandertal plantea lo que podría denominarse el dilema del ecologista. La técnica para hacerlo, por un lado, implica una serie de manipulaciones genéticas, hibridaciones cromosómicas y clonaciones embrionarias suficiente como para atragantar la cena de Nochebuena de cualquier amante de la naturaleza. Por otro lado, sin embargo, ¿qué amante de la naturaleza se opondría a la recuperación de una especie no ya en riesgo de extinción, sino tan extinta como lo pueda estar el tiranosaurio rex? Si el amor a la naturaleza es real, ¿no debería abarcar también a las naturalezas del pasado y a nuestros antecesores en el cuidado y usufructo del planeta?

Cabe imaginar, de hecho, una postura ética que defienda no ya nuestro derecho, sino incluso nuestro deber de recuperar a la especie. Después de 300.000 años campando a sus anchas por Europa, los neandertales empezaron a replegarse hacia el oeste en sospechosa coincidencia —dentro de los geológicos márgenes de error de la paleontología— con la llegada por el este de nuestra especie, el Homo sapiens, el último invento de la evolución de los homínidos en la Madre África.

El repliegue hacia el oeste de los neandertales no fue flor de un día —se prolongó por 10.000 años y se salpicó de ocasionales intercambios, y no solo comerciales—, pero fue consistente e implacable. Hasta el extremo de que los neandertales se extinguieron en Gibraltar, la última reserva occidental que se había librado de nuestro acoso. La irreductible aldea del hombre antiguo. El registro fósil no nos deja muy bien parados, y clonar al neandertal se puede interpretar como nuestro humilde resarcimiento por haber causado su extinción.

Por supuesto que el experimento puede salir mal, dando la razón una vez más a Mary Shelley y a la machaconería con que Hollywood ha reincidido en su reestreno. El neandertal podría morir en cualquier momento de su desarrollo embrionario o fetal o, peor aún, nacer con horribles malformaciones y grandes penalidades. O quizá naciera bien pero luego resultara ser un miserable, un psicópata, un impertinente. Aun si todo lo anterior va bien, ¿cómo sería el humor de un neandertal? No me digan que contaría chistes de Gibraltar.

La resurrección del neandertal va más allá del Parque Jurásico, la novela de 1990 en que Michael Crichton prefiguró el actual debate científico. Crichton predijo la recuperación de ADN antiguo, su clonación en los huevos de una especie distinta (su elección de la rana es ciertamente discutible, puesto que los pájaros evolucionaron de los dinosaurios) y la exhibición de los resultados en un parque de atracciones.

Pero el neandertal va mucho más allá de un dinosaurio, porque ahora hablamos de una especie humana, inteligente —su capacidad craneal era mayor que la nuestra— y lo bastante sensible como para cuidar de sus enfermos y enterrar a sus muertos. Exhibirlos en un parque de atracciones no parece una opción, ni encerrarlos en una jaula.

Y ahora escriban el final de la película. Y, por favor, intenten superar a Mary Shelley.

Tomado de: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/01/22/actualidad/1358885200_037763.html

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15.12.12

Crean un test para averiguar si el Universo es (o no) una simulación informática

José Manuel Nieves
ABC

Un grupo de físicos estadounidenses desarrolla la primera prueba experimental para comprobar la impactante teoría de que la Humanidad vive en el interior de un Cosmos artificial.

 



Hace ya una década, un filósofo británico desarrolló la teoría de que el Universo en que vivimos podría no ser más que una simulación informática creada por nuestros lejanos descendientes. Y por increíble que parezca, un grupo de físicos de la Universidad de Washington ha conseguido ahora desarrollar un test para probar su veracidad. El estudio aparece publicado en ArXiv.org.
La idea de que la Humanidad podría estar viviendo en el interior de un Universo artificial surgió en un artículo de Nick Bostrom, profesor de filosofía de la Universidad de Oxford. El trabajo se publicó en 2003 en la revista Philosophical Quarterly y desde entonces no ha dejado a nadie indiferente.
En su trabajo, Bostrom argumentaba que por lo menos una de estas tres posibilidades debe ser cierta:
- Es probable que nuestra especie se extinga antes de alcanzar una etapa "post humana".
- Es muy poco probable que cualquier civilización "post humana" ponga en marcha un número significativo de simulaciones informáticas sobre su historia evolutiva.
- Tenemos la casi absoluta certeza de estar viviendo en una simulación informática.
También decía Bostrom que "la creencia de que hay una posibilidad significativa de que un día nos convirtamos en "post humanos" que pongan en marcha simulaciones sobre sus ancestros es falsa, a menos que no estemos ya viviendo en una simulación".
Por supuesto, y dada la limitación de nuestras computadoras, serían necesarias, como poco, décadas enteras para que éstas pudieran ejecutar incluso los más elementales programas de simulación sobre la evolución del Universo.

Pero un grupo de físicos de la Universidad de Washington ha puesto a punto un "test" que podría llevarse acabo ahora, o en un futuro muy cercano, y que sería capaz de averiguar si, efectivamente, vivimos o no dentro de una simulación.

En la actualidad, las supercomputadoras que existen utilizan una técnica llamada "cuadrícula de cromodinámica cuántica" que, partiendo de las leyes fundamentales de la Física que rigen el Universo, son capaces de simular (con cierto éxito) diminutas porciones de él, en la escala de una billonésima de metro, algo mayor que un núcleo atómico.
A medida que pase el tiempo, será posible realizar simulaciones más potentes, y que funcionen a escalas mayores. Primero en un "trozo" de Universo del tamaño de una molécula, después de una célula y más tarde, por qué no, incluso de un ser humano.

Eso, por supuesto, necesitará del desarrollo de muchas generaciones de superordenadores cada vez más potentes y que sean capaces, poco a poco, de simular pedazos de Universo lo suficientemente grandes como para entender las restricciones a las que, necesariamente, se verían sometidos los procesos físicos que conocemos. Restricciones que nos servirían de pruebas de que, efectivamente, vivimos dentro de un modelo computerizado.

Sin embargo, para Martin Savage, profesor de Física de la Universidad de Washington y autor principal del estudio, existen ya señales inequívocas de la presencia de esas restricciones físicas en las simulaciones del presente. Restricciones que seguramente se harán cada vez más evidentes a medida que las supercomputadoras puedan simular porciones cada vez mayores de Universo.

Una de esas restricciones sería la "cuadrícula base" que sirve para modelar el contínuo espacio-temporal en el que el Universo se desarrolla y que, igual que se hace hoy, usarán también nuestros lejanos descendientes para construir sus simulaciones en un futuro lejano. Por eso, encontrar pruebas de que existen esas restricciones en nuestro Universo sería lo mismo que demostrar que vivimos en un entorno artificial.
En la actualidad, las computadoras que realizan esa clase de cálculos (aunque aún, como hemos visto, a escalas muy limitadas), dividen el espacio tiempo en una retícula de cuatro dimensiones. Lo cual permite a los investigadores, por ejemplo, ver en acción a la "fuerza nuclear fuerte", una de las cuatro fuerzas fundamentales de la Naturaleza cuya misión es mantener estrechamente unidos a los quarks para que puedan formar protones y neutrones estables en el interior de los núcleos atómicos. Sin esa fuerza, sencillamente, no existiría la materia tal y como la conocemos.
"Si consigues hacer una simulación lo suficientemente grande -explica Savage- de ella emergería algo muy parecido a nuestro Universo". Por lo cual, según el científico, solo es cuestión de buscar en el Universo en que vivimos una "firma" análoga a la que nosotros mismos estamos utilizando en nuestras simulaciones a pequeña escala.

Algo que además, para Savage y sus colegas, es perfectamente factible. De hecho, sugieren que la "firma" que probaría que el nuestro es un Universo artificial podría mostrarse como una limitación en la energía de los rayos cósmicos (la radiación que nos llega de estrellas y galaxias lejanas).
Según la idea de Savage, los rayos cósmicos de mayor energía no podrían viajar por los bordes de la retícula artificial que simula el espaciotiempo en un hipotético modelo informático, sino que debería viajar en diagonal, por lo que sus interacciones no serían iguales en todas las direcciones, como sería de esperar. Si se consigue demostrar que esa limitación "antinatural" existe, ya no habría duda de que vivimos en el interior de una simulación.

"Se trata -afirma Savage- del primer test para comprobar esta idea" (la de si vivimos o no dentro de una simulación informática).
Por supuesto, si el concepto resultara ser cierto, abriría posibilidades ilimitadas. Por ejemplo, los investigadores sugieren que si nuestro Universo fuera una simulación, entonces podría haber otras simulaciones ejecutándose al mismo tiempo, que serían Universos paralelos al nuestro.
En cuyo caso, cabría hacerse la siguiente pregunta: "¿Podríamos comunicarnos con otros Universos si todos ellos se están ejecutando sobre la misma plataforma?". Sin duda, una más que interesante cuestión.

 Fuente:
 http://www.abc.es/ciencia/20121211/abci-crean-test-para-averiguar-201212110952.html

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29.11.12

La NASA detecta agua helada y material orgánico en Mercurio

 ELMUNDO.es

Cráteres de Mercurio donde se ha detectado agua helada. | NASA


A pesar de sus altísimas temperaturas, Mercurio, el planeta más cercano al Sol, contiene hielo y material orgánico congelado en los cráteres de su polo norte. La NASA ha presentado hoy las evidencias que así lo demuestran, recopiladas por Messenger, la primera sonda que ha orbitado Mercurio.
Los científicos de la agencia espacial estadounidense creen que tanto el agua helada como los materiales orgánicos, similares al alquitrán o al carbón, fueron depositados en Mercurio hace millones de años por cometas o asteroides que colisionaron contra el planeta.
"No es algo que esperábamos, pero luego te das cuenta de que tiene sentido porque esto es algo que hemos observado en otros lugares, como objetos helados en los confines del Sistema Solar, o los núcleos de los cometas", explica el investigador David Paige, de la Universidad de California en Los Ángeles.
A diferencia del robot Curiosity en Marte, la sonda Messenger no puede analizar rocas o muestras de tierra directamente, sino que transmite rayos láser y recopila datos sobre la composición de la superficie durante sus órbitas.
"La explicación que mejor cuadra con los datos que hemos recopilado es que existe material orgánico", ha asegurado Sean Solomon, el principal investigador de la misión, de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
"No es ninguna hipótesis disparatada. Nadie tiene una explicación alternativa que concuerde con las observaciones de la sonda", recalca Page.

El origen de la vida

Los científicos de la misión creen que el material orgánico, que es dos veces más oscuro que la mayor parte de la superficie de Mercurio, se encontraba en el interior de hielo depositado por cometas o asteroides hace millones de años.
Los científicos no creen que Mercurio sea habitable, ni tampoco que pudo albegar vida en el pasado, pero el hallazgo de material orgánico en un planeta tan cercano al Sol podría ayudar a comprender cómo la vida se originó en la Tierra y cómo podría evolucionar en planetas fuera del Sistema Solar.
Al fin y al cabo, una de las hipótesis para explicar el origen de la vida en la Tierra, la llamada teoría de la panspermia, es que sus ingredientes pudieron llegar a nuestro propio planeta en cometas o asteroides.
"El hallazgo de algunos de los ingredientes de la vida en planetas del interior del Sistema Solar es realmente emocionante", ha declarado Paige.
El descubrimiento es especialmente sorprendente, si tenemos en cuenta que las temperaturas en la superficie del planeta más cercano al Sol pueden superar los 400 grados. Sin embargo, algunos cráteres en los polos de Mercurio se encuentran en sombra de manera permanente, y este factor les convierte en lo que los científicos denominan 'trampas de frío'.
No es la primera vez que la NASA presenta indicios de hielo en Mercurio, pero en esta ocasión los datos recopilados por la sonda Messenger parecen ser más sólidos que nunca, y hasta ahora jamás se había detectado material orgánico en el planeta más cercano al Sol.

Fuente:
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/11/29/ciencia/1354220057.html
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«¡Hola! Somos la humanidad y éste es nuestro mensaje»

El satélite EchoStar ha sido lanzado con cien imágenes que describen nuestro mundo por si lo encuentra una posible civilización extraterrestre

  j. de j. @judithdj / madrid



¿Qué puede describir mejor a la humanidad, cuál sería nuestra mejor tarjeta de visita? ¿Un conjunto de ecuaciones matemáticas, la explicación de nuestro ADN, información en código binario de nosotros mismos y el mundo que nos rodea? Un grupo de científicos, filósofos y artistas ha escogido otra forma de presentarnos ante una posible civilización extraterrestre, un legado que quizás pueda sorprender a algunos, pero que, sin duda, resulta hermoso y poético. Son cien imágenes de lugares, acontecimientos y fenómenos de nuestro planeta, en blanco y negro, guardadas en discos de silicio recubiertos de oro que viajarán en el satélite de comunicaciones EchoStar XVI, lanzado este martes desde el cosmódromo de Baikonur en Kazajistán.
El proyecto, denominado The Last Pictures (Las Últimas Fotografías) supone algo así como enseñar nuestro álbum de fotos a un visitante que se nos acerca por primera vez. Esto es lo que somos, para bien y para mal. Durante cuatro años, un equipo formado por artistas, geólogos, matemáticos, filósofos, etc. seleccionó las fotografías que creían más representativas hasta quedarse con cien. En la colección se encuentran el retrato de las herramientas que se utilizaron para la construcción de la bomba atómica, una tormenta de arena, un tornado, el retroceso de los glaciares, las pinturas rupestres de Lascaux y el lanzamiento de una cápsula Soyuz. También puede contemplarse un barco encallado, el viento entre las ramas de los árboles o la famosa tormenta de polvo de azotó Texas en la década de 1930. Entre las imágenes que nos reflejan como un espejo, un grupo de huérfanos refugiados en su primera visita al mar o unos inmigrantes tratando de cruzar la frontera de México con EE.UU. Algunas escenas son grandiosas, otras cotidianas.
Desde los discos dorados dentro de las naves Voyager con el dibujo de un hombre y una mujer desnudos y nuestra «dirección» para encontrarnos en el espacio, parece que seguimos sintiendo la misma necesidad de lanzar al Universo un mensaje en una botella. Quizás, quien sabe, dure lo suficiente para que alguien, aún un desconocido, sepa quiénes somos o, si este encuentro ocurre dentro de mucho tiempo, quienes fuimos esos seres que, en otro tiempo, habitaron el planeta Tierra. El caso, de una u otra forma, es perdurar.

 http://www.abc.es/ciencia/20121120/abci-hola-somos-humanidad-este-201211201658.html
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Insólita imagen de una supertormenta en Saturno

El fenómeno ha sido captado en el polo norte del planeta, donde no hay luz debido a su largo invierno

La sonda Cassini de la NASA ha captado espectaculares imágenes de una supertormenta en el polo norte de Saturno. Lo inédito es, precisamente, el lugar en el que han sido tomadas las instantáneas pues, debido al largo invierno de quince años que tiene lugar en el planeta de los anillos solo es posible captar imágenes de la zona mediante rayos infrarojos.
Tal y como informa hoy la NASA, el conjunto de imágenes fue tomado el pasado 27 de noviembre a una distancia de unos 400.000 kilómetros de Saturno. La sonda ya había captado fenómenos similares con anterioridad, pero el largo invierno y la oscuridad en que había estado sumido el polo norte impidieron realizar las tomas. Ahora, el cambio de estación y la aparición de los primero rayos de sol nos permiten disfrutar de tan espectaculares fotografías. 

Fuente:
http://www.abc.es/ciencia/20121129/abci-tormenta-saturno-nasa-201211291335.html
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La primera capa de invisibilidad para «todas las tallas»

A diferencia de sus predecesoras, el nuevo ingenio «elástico» sigue ocultando los objetos aunque estos cambien de forma


Aunque nuestra razón aún pueda resistirse a creérselo, las capas de invisibilidad existen más allá de las historias de fantasía. De hecho, la ciencia ya ha creado unas cuantas. Las más efectivas están hechas de materiales capaces de ocultar los objetos que se colocan debajo, incluso en rangos de luz visible. Sin embargo, si el objeto que se pretende hacer desaparecer cambia, la capa tiene que ser rediseñada y reconstruida para poder ocultarlo de nuevo por completo.
Ahora, investigadores de la Universidad de Yonsei (Corea del Sur) y de la de Duke (EE.UU). acaban de solucionar este problema. Han creado la primera capa de invisibilidad con metamateriales «elásticos», capaces de deformarse para adaptarse a los cambios en la forma de los objetos. Estos pueden cambiar de tamaño, pero siguen sin verse.
Esta capa para «todas las tallas» está desarrollada con metamateriales inteligentes que guían la radiación suavemente alrededor del objeto de la misma manera que el agua fluye alrededor de una piedra en medio de un río. Estos materiales le permiten deformarse alrededor del objeto a ocultar, de tal forma que el mismo ingenio sirve para hacer desaparecer distintas cosas. Como si Harry Potter le pasara su manto a cualquiera de sus amigos y funcionara igualmente porque se adaptara a cada uno de ellos manteniendo la invisibilidad.
La capa funcionó con objetos cuya altura variaba alrededor de 10 mm en una banda bastante extensa de 10 a 12 GHz. Además, sus autores creen que es una estructura barata para construir a gran escala.
Fuente:
http://www.abc.es/ciencia/20121126/abci-primera-capa-invisibilidad-para-201211261410.html
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Albert Einstein: la extraña morfología cerebral de un genio

Carolina García




Una investigación publicada esa semana en la revista científica Brain: a journal of Neurology concluye que los lóbulos parietales (zona encargada de recibir ciertas sensaciones) del ganador del Nobel de Física, Albert Einstein, tienen un patrón insólito de surcos y crestas que está relacionado con su capacidad extraordinaria para resolver y conceptualizar inventos y problemas.
Tras su muerte en 1955, a los 76 años, de un aneurisma en la vena aorta, el cerebro de Albert Einstein fue sustraído y fotografiado desde distintos ángulos; se dividió en 240 bloques y miles de secciones histológicas -rodaja fina de un tejido- se prepararon a modo de muestra para su estudio. La corteza cerebral es una capa delgada de materia gris que cubre la superficie de los hemisferios cerebrales e incluye la corteza motora, sensorial y partes vinculadas con la visión, el habla y la audición.
"En esta investigación particularmente se describe la neuroanatomía externa de esta parte del cerebro de Einstein a partir de 14 fotografías descubiertas recientemente y tomadas desde distintos ángulos, ángulos poco convencionales", asegura vía correo electrónico Dean Falk, antropóloga de la Universidad de Florida y autora del estudio. Estas imágenes han revelado la formación prematura del afamado científico e inventor como violinista; su habilidad para imaginar acontecimientos y ser capaz de prever sus consecuencias, así como su capacidad para el procesamiento visoespacial, según concluye el informe. "Encontrar estas características es difícil, ya que no son obvias. Se deducen por la existencia de pliegues adicionales, bultos poco comunes u otras peculiaridades de la corteza cerebral", prosigue el documento.
El cerebro de Einstein no tenía un tamaño excepcional y su peso era convencional. "Pero queríamos investigar algo que evidenciará el genio que había dentro", continúa la investigadora en las conclusiones del estudio. "A diferencia de lo que habían concluido investigaciones anteriores, estas fotografías han revelado que el cerebro de Einstein no tenía forma esférica. El lóbulo parietal inferior izquierdo es más grande que el derecho, mientras que el lóbulo parietal superior aparece más marcado en el hemisferio derecho de su cerebro. Además, sugieren que tanto la corteza somatosensorial primaria como la motora encargada de la cara y la lengua están más desarrolladas en el hemisferio izquierdo", continúa el equipo de investigadores.

Por el contrario, los hallazgos sí concuerdan con los resultados de un estudio de Witelson en 1999: los lóbulos parietales del cerebro de Einstein le dieron al científico unas habilidades extraordinarias. Algo que no sorprendió a Falk y a su equipo. “En esta área es donde se fundamentan los procesos de razonamiento y juicio. Los pliegues en esta parte de la corteza cerebral de Einstein son muy densos, lo que es una evidencia del talento único del científico para cerrar los ojos y visualizar objetos y resolver problemas", agregan los autores en las conclusiones.
"El haber tenido la posibilidad de estudiar el cerebro de Einstein de una forma más profunda y detallada puede permitir a otros investigadores comparar los resultados con los de otros afamados científicos y así conseguir trazar la anatomía cerebral de los genios", concluye el estudio. Algunos de estos cerebros están preservados desde hace décadas, como el de Carl Friedrich Gauss, físico alemán considerado por muchos "el príncipe de las matemáticas", y el del fisiólogo ruso Ivan Pavlov, padre de la psicología conductista.
La investigación sobre el cerebro de Einstein comenzó en 1955, poco después de su fallecimiento en Princeton, Nueva Jersey. Fue entonces cuando los herederos de Einstein, entre ellos su hijo, Hans Albert, aprobaron el estudio de su cerebro. El patólogoThomas Harvey fotografió y seccionó el cerebro del científico. Preparó después 2.000 muestras que distribuyó entre, al menos, 18 investigadores. Tras la muerte de estos, muchas de ellas se perdieron.
Unas 160 de aquellas muestras están en la Universidad de Princeton, y una cantidad adicional de 560 diapositivas se guardan bajo llave en el Museo Nacional de Salud y Medicina en Maryland. Aunque el paradero de otras muchas imágenes del cerebro del genio es desconocido, se han encontrado algunas en Ontario (Canadá), California, Alabama, Hawaii, Filadelfia, Japón y Argentina, según informa el diario Los Angeles Times.

 Fuente:
 http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/11/29/actualidad/1354210523_348671.html
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Lo último en cerebros de silicio

 Javier Sampedro




Olvide a Deep Blue, el ajedrecista de silicio. Lo último en inteligencia artificial se llama Spaun, cuenta con dos millones y medio de neuronas y no tiene tiempo para jugar al ajedrez. Sus creadores, siete neurocientíficos teóricos de la Universidad de Waterloo, en Canadá, le tienen todo el rato resolviendo tests de inteligencia. Spaun reconoce números escritos de cualquier forma, recuerda listas de ellos –como hacemos nosotros cuando nos dictan un teléfono y no encontramos el bolígrafo— y responde varios tipos de preguntas de las que se usan para medir el CI (cociente de inteligencia) de los humanos.
No es tanto como escribir poesía, pero las máquinas se nos van acercando por los flancos que creíamos mejor protegidos: el aprendizaje, la duda, la chispa creativa que resuelve una situación completamente nueva, lo que no es tan distinto al hallazgo de una nueva metáfora, un nexo profundo que nadie había visto antes entre dos cosas dispares.
Pese a ser un modelo virtual del cerebro humano –un programa informático que se puede guardar y correr en cualquier ordenador—, Spaun ocupa hasta cierto punto un espacio físico y hasta tiene un cuerpo, pues se comunica con el mundo escribiendo en un papel con su brazo robótico de última generación. Hasta ahora escribe números, pero ya irá aprendiendo las letras y otras cosas.

Spaun es obra de Chris Eliasmith y sus colegas del Centro de Neurociencia Teórica de la Universidad de Waterloo, en Ontario. La neurociencia teórica es una disciplina emergente que modela el cerebro humano con las herramientas computacionales más avanzadas; su principal objetivo no es mejorar la inteligencia de las máquinas, sino entender la de los humanos. Su último trabajo, el autómata Spaun, se acaba de presentar en la revista Science.
Ante una máquina que resuelve algunas de las cuestiones típicas de los tests de inteligencia, cabe preguntarse: ¿Qué CI alcanzaría Spaun si se presentara a una prueba? "Algunas de las tareas que le hemos puesto a Spaun están basadas en un test de CI, el test de Raven", responde en un mensaje Eliasmith.
El test de Raven o RPM (siglas de Raven’s progressive matrices) es uno de los tests más comunes a partir de los cinco años de edad, y sirve para medir la inteligencia fluida, que no depende tanto de los conocimientos del sujeto como de su cintura para enfrentarse a situaciones inesperadas.

"Alrededor de 1/7 de las preguntas de ese test son de la forma que Spaun puede resolver", prosigue Eliasmith. "Si consideramos solo esas preguntas, los humanos alcanzan un 89% de aciertos, y Spaun es casi igual de bueno, con un 88%". Entonces, ¿estará la úlltima frontera, aquella que separa las máquinas de lo específicamente humano, en los otros 6/7 de las preguntas del test de Raven?
No. "Tenemos otro modelo en proceso de publicación", revela el creador de Spaun, "que resuelve todas las cuestiones de ese test con una tasa de aciertos comparable a la de las personas". O tiramos la toalla o nos vamos inventando otro test de inteligencia. De momento, es posible ver a Spaun en acción en una serie de videos publicados en la web por sus creadores: http://nengo.ca/build-a-brain/spaunvideos
"Solo sabremos construir un cerebro cuando sepamos cómo funciona", comenta en Science Christian Machens, del Programa de Neurociencias Champalimaud, en Lisboa. "Eso implica comprender las computaciones que lleva a cabo cada área del cerebro, y cómo estas computaciones se pueden modelar con redes neurales".
Pese a lo que indica su nombre, las redes neurales a las que se refiere Machens no están hechas de neuronas biológicas, sino de su equivalente en silicio. Al igual que las células reales en las que se inspiran, las neuronas artificiales reciben muchos inputs y los integran para generar un solo output, y pueden modificar el peso que dan a cada información de entrada según la experiencia previa.
Tanto Machens como el propio Eliasmith coinciden en el elemento crucial que falta para que Spaun funcione como un cerebro humano: la flexibilidad necesaria para aprender a resolver problemas completamente nuevos. A los humanos se nos supone.

Fuente:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/11/29/actualidad/1354215866_629020.html
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28.1.12

Kepler descubre 26 planetas en once nuevos sistemas solares

Los nuevos mundos orbitan relativamente cerca de sus estrellas y sus tamaños van desde 1,5 veces el de la Tierra a mayores que Júpiter



La misión Kepler sigue cosechando éxitos en su búsqueda de planetas extrasolares. En esta ocasión, la NASA acaba de anunciar el descubrimiento de once nuevos sistemas planetarios, con un total de 26 nuevos planetas confirmados. Un paso más hacia el objetivo de encontrar el primer mundo gemelo de la Tierra.
Los nuevos planetas orbitan relativamente cerca de sus estrellas y sus tamaños van desde 1,5 veces el de la Tierra a mayores que Júpiter. Las dimensiones de quince de ellos están entre las de nuestro propio mundo y Neptuno. Ulteriores observaciones determinarán cuántos de ellos son rocosos, como el nuestro, y cuántos poseen densas atmósferas gaseosas. Las órbitas de los 26 nuevos planetas tienen entre seis y 143 días de duración. Y todos ellos están más cerca de sus estrellas que Venus lo está del Sol.
"Antes de la misión Kepler -afirma Doug Hudgins, uno de los científicos que trabajan en el proyecto - conocíamos unos 500 planetas extrasolares en todo el cielo. Ahora, en apenas dos años y en una porción de firmamento no mucho mayor que un puño, Kepler ha confirmado la existencia de 60 nuevos planetas y dispone de una lista de más de otros 2.300 candidatos. Lo cual nos confirma que nuestra galaxia está densamente poblada de planetas de todos los tamaños y órbitas".
La técnica que utiliza Kepler para realizar sus descubrimientos consiste en medir repetidamente los cambios de luminosidad de más de 150.000 estrellas para detectar el paso de planetas por delante de ellas. Cuando eso sucede, los instrumentos de la nave son capaces de captar la diminuta sombre que el nuevo planeta proyecta hacia nosotros.

De dos a cinco planetas por sistema

Cada uno de los nuevos sistemas planetarios confirmados contiene de dos a cinco planetas. Algunos de ellos están tan próximos entre sí que sus "tirones gravitatorios" hacen que aceleren o ralenticen sus órbitas. Y Kepler también está equipado para detectar y medir esas pequeñas variaciones orbitales.
Los datos enviados por la sonda deben ser, después, verificados por telescopios con base en tierra. Y sólo cuando esto sucede se puede anunciar oficialmente que se ha descubierto un nuevo mundo alrededor de una estrella distante.
Cinco de los nuevos sistemas (Kepler-25, Kepler-27, Kepler-30, Kepler-31 y Kepler-33), contienen parejas de planetas en las que el más interior de los dos realiza dos órbitas completas alrededor de su estrella en el tiempo que el otro sólo hace una.
Entre los once sistemas descubiertos, el que tiene más planetas es el de Kepler 33, una estrella más vieja y masiva que el Sol. A su alrededor hay cinco planetas, entre 1,5 y cinco veces el tamaño de la Tierra. Y todos ellos están situados más cerca de su estrella de lo que está Mercurio del Sol.

Tomado de :
 http://www.abc.es/20120127/ciencia/abci-kepler-descubre-planetas-once-201201270838.html
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Las criaturas de Venus sin pies ni cabeza


 Unos científicos rusos que dicen haber descubierto unas extrañas formas de seres vivos en fotos de la superficie del infernal planeta provocan la sorna de medio mundo

Ander Azpiroz  / ABC.es / madrid

   
Una de las formas extrañas halladas en las imágenes de las Venera, supuestamente similar a un escorpión


La prensa rusa se ha hecho eco esta semana de algo difícil de creer, por no calificarlo como imposible: la existencia de vida en Venus, posiblemente el planeta del Sistema Solar que reúne las condiciones más inhóspitas para albergar cualquier tipo de organismo viviente en su interior. Sin embargo, científicos del Instituto de Estudios Espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia sostienen que la prueba de su existencia podría encontrarse en las fotos de la superficie venusiana que tomaron las naves soviéticas Venera nada menos que en la década de 1970 y comienzo de 1980. Como es lógico, la idea ha sido tomada a risa por la comunidad científica.
Según los investigadores rusos, en las imágenes “se detectaron objetos de tamaño notable, de 10 a 50 centímetros, que aparecían, mutaban o desaparecían, y cuya presencia (…) en las imágenes difícilmente se explica por las interferencias”. Tras el análisis de múltiples fotografías, se aprecian objetos similares a un ‘disco’, un ‘parche negro’ y un ‘escorpión’, sostienen. Incluso esgrimen como, a tenor de la secuencia, la especie de escorpión habría quedado enterrado en la arena tras el aterrizaje para salir de nuevo después a la superficie. Una locura.
Defienden también, por si su teoría no fuera ya suficientemente loca, que la explicación a la desaparición de estas figuras entre unas y otras imágenes podría deberse al gran ruido producido por las naves al posarse sobre la superficie –las Venera eran auténticas moles voladoras-. Este estruendo habría hecho que los organismos que se encontraban en el lugar hubieran emprendido la huida presas del pánico. “Sin discutir las ideas actuales de que la vida no es posible en las condiciones de Venus, me atrevo a suponer que algunos de los objetos descubiertos, a juzgar por su morfología, tienen rasgos de seres vivos”, esgrime uno de los científicos. Así, sin más análisis.

El infierno hecho realidad

“Venus el lucero del alba, milenariamente se ha llamado e identificado como Lucifer. La comparación es curiosamente apropiada. Venus se parece mucho al infierno”. Estas palabras de Carl Sagan vienen a definir a la perfección las condiciones que presenta el planeta, con una presión atmosférica 90 veces superior a la de la Tierra y temperaturas que se elevan hasta los 500 grados.
Sin embargo, los investigadores rusos insisten en que, “sin tocar las concepciones existentes de que en las condiciones de Venus la vida es imposible, hagamos una suposición atrevida de que las características morfológicas permiten al fin y al cabo suponer que una parte de objetos hallados tiene características de los seres vivos”. Es decir, plantean el ir más allá de la concepción básica de que la vida solo puede formarse según el patrón de la Tierra y necesariamente ligada a la existencia de agua. Este ‘más allá’ seguiría una línea similar a la posibilidad de que en la luna de Saturno Titán pudieran darse formas de vida basadas en el metano.
Unas fotografías difícilmente pueden permitir asegurar que la vida en un lugar como Venus es posible. De momento, los investigadores se han comprometido a publicar pronto los resultados de los análisis de otros vídeos también grabados por las Venera. Hasta entonces, resulta difícil pensar que, de existir vida fuera de la Tierra, ésta vaya a estar precisamente en Venus. Y, por supuesto, menos aún que se parezca a un escorpión asustadizo -aunque, quién sabe-. De todas formas, hay que suponer un gran valor a estos científicos rusos para soltar una teoría semejante y no querer esconderse, como el escorpión, bajo la tierra. 

Tomado de:
http://www.abc.es/20120127/ciencia/abci-criaturas-venus-pies-cabeza-201201271059.html
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26.1.12

¿Podría la «estrella de la muerte» destruir la Tierra?


Un investigador calcula, para satisfacción de los fans de Star Wars, si un arma bélica como la que aparece en la saga de ciencia ficción sería capaz de terminar con un planeta del tamaño del nuestro





Los aficionados a la ciencia ficción saben perfectamente qué es la estrella de la muerte. Para aquellos ajenos al culebrón Star Wars, una breve explicación: se trata de una estación de batalla del tamaño de una pequeña luna diseñada para sembrar el terror en toda la galaxia. Su principal arma es un superláser capaz de destruir planetas con un solo disparo, forma en la que acaba con Alderaan, el mundo de la princesa Leia, como aparece en «Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza» (1977). Hasta aquí todo se queda en el campo de la imaginación, pero, ¿podría de verdad un arma semejante acabar con un mundo del tamaño de la Tierra? El investigador David Boulderstone, del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Leicester, responde a esa pregunta en un artículo y, en efecto, nuestra querida bola azul no saldría bien parada.
Boulderstone cree que es posible estimar la cantidad de energía que necesita la estrella de la muerte para destruir un planeta si se cumplen una serie de requisitos. Por ejemplo, el planeta no debe tener ningún tipo de escudo «deflector» y tiene que ser un cuerpo sólido de densidad uniforme. El científico utiliza un modelo esférico idealizado basado en la masa y el diámetro de la Tierra, con lo que pudo determinar con una ecuación la energía gravitacional de Alderaan. La energía resultante es 2,25 x 1.032 julios. Si se utilizan los datos de Júpiter, el resultado es de 2 x 1036.

No puede con Júpiter

Boulderstone afirma que, según Star Wars, la estrella de la muerte es alimentada por un reactor de hipermateria que posee la producción de energía de muchas estrellas de secuencia principal -como lo es el Sol-. Si se tiene en cuenta que la potencia de nuestro Sol es de 3 x 1026 julios por segundo, es razonable pensar que el reactor de la estrella de la muerte podría alimentar semejante superláser.
Incluso si la composición exacta de la Tierra se utilizara en la ecuación posterior, la energía necesaria para destruir un planeta solo se vería afectada por unos pocos órdenes de magnitud. En conclusión, el investigador considera que la estrella de la muerte tendría la energía necesaria para destruir un mundo del tamaño de la Tierra, aunque arrasar con un planeta más grande, como Júpiter, sería un considerable desafío. Para eso haría falta un Sun Crusher, pero eso ya es otra historia.

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Logran volver invisible un objeto tridimensional por primera vez

El experimento, realizado al aire libre, supone un paso enorme para conseguir que la famosa capa de Harry Potter sea real

Un grupo de investigadores de la Universidad de Texas ha conseguido, por primera vez, volver invisible un objeto tridimensional al aire libre. Y aunque el experimento no se ha realizado en el rango de la luz visible, sino en el de las microondas, se trata de un paso enorme para conseguir que la famosa "capa de invisibilidad" de Harry Potter se convierta, por fin, en algo real.
A diferencia de otros experimentos, que hasta ahora se habían limitado a hacer "desaparecer" objetos bidimensionales, este estudio, que se publica hoy en New Journal of Physics, demuestra por vez primera que es posible conseguir que un objeto cualquiera se vuelva invisible sin necesidad de someterlo a condiciones de laboratorio. Además, la invisibilidad "funciona" desde cualquier dirección, es decir, sin importar la posición en la que se encuentre el observador.
Utilizando un método llamado "encubrimiento plasmónico", los investigadores lograron ocultar, a un rayo de microondas, un tubo cilíndrico de 18 cm. Algunos de los logros más recientes en el campo de la invisibilidad se habían conseguido utilizando "capas" de metamateriales transformados no homogéneos, que tienen la capacidad de curvar la luz alrededor de los objetos, creando la ilusión de que no están allí. Sin embargo, en esta ocasión, Andrea Alu y sus colegas de la Universidad de Texas en Austin utilizaron "metamateriales plasmónicos", que consiguen el efecto de la invisibilidad de una forma muy diferente.
Cuando un rayo de luz incide sobre un objeto cualquiera, rebota sobre él y se dispersa en otras direcciones, igual que una pelota de tenis que rebotara contra una pared. La razón de que podamos ver ese objeto es que la luz ha "rebotado" hacia nuestros ojos, que son capaces de transmitir al cerebro la información recibida y convertirla en lo que llamamos "vista".
Pero los metamateriales plasmónicos no tratan a la luz de la misma manera. Y cuando los campos de dispersión de una "capa plasmónica" interfieren con los del objeto que se quiere volver invisible, se anulan mutuamente, consiguiendo un efecto de transparencia total desde cualquier ángulo de observación. De hecho, es como si el objeto que tenemos delante no estuviera allí.
"Una de las ventajas de la técnica del ocultamiento plasmónico -asegura el profesor Andrea Alu- es su robustez, superior a la de las capas convencionales basadas en metamateriales transformados no homogéneos. Eso hace que nuestro experimento sea mucho más resistente a cualquier posible imperfección, lo que resulta especialmente importante cuando se quiere ocultar un objeto tridimensional al aire libre".

Como si nunca hubiera estado

Alu y sus colegas cubrieron el tubo cilíndrico con un escudo de metamaterial plasmónico. Después dirigieron un haz de microondas hacia el cilindro oculto y cartografiaron la dispersión resultante. Era como si el cilindro nunca hubiera estado allí. El experimento, repetido varias veces y a diferentes frecuencias, funcionó especialmente bien a 3,1 gigahercios.
Según los investigadores, su técnica puede ocultar cualquier clase de objeto, sin importar que su forma sea irregular o asimétrica. El siguiente paso, aseguran, será conseguir el mismo efecto en el rango de la luz visible, es decir, el que percibimos a simple vista.
"En principio -asegura Alu- la técnica puede ser usada también con luz visible. De hecho, algunos materiales plasmónicos funcionan a la perfección en frecuencias ópticas. Sin embargo, el tamaño de los objetos que pueden ser eficazmente ocultados está en función de la longitud de onda en la que estemos operando, por lo que, al aplicar frecuencias ópticas (luz visible), el tamaño de los objetos que podremos ocultar de manera eficaz no pasará de algunas micras (milésimas de milímetro)".
"A pesar de ello -prosigue el investigador- hacer invisibles objetos pequeños puede resultar muy importante para una gran variedad de aplicaciones. Por ejemplo, estamos investigando la aplicación de estos conceptos para ocultar, en las frecuencias ópticas, las puntas de los microscopios, algo que sería extremadamente beneficioso para los trabajos en el campo de la biomedicina".

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La mejor foto de la Tierra


El nuevo satélite de la NASA envía unas espectaculares fotografías del planeta con una altísima resolución, las últimas de la serie «Blue Marble»

 
 

NASA/NOAA/GSFC/Suomi NPP/VIIRS/Norman Kuring
Imagen de «Blue Marble»

El nuevo satélite de observación de la NASA Suomi CM ha tomado unas espectaculares fotos en alta resolución de la serie «Blue Marble» (Canica azul), en la que se aprecian los auténticos colores de la Tierra. La fotografía, que muestra nuestro planeta en una imagen compuesta a partir de varias franjas, supone una mirada nueva e impresionante del único hogar que, por el momento, tiene el ser humano.
La agencia espacial ha bautizado la imagen como «Blue Marble 2012» (Canica azul 2012), un homenaje a la legendaria fotografía tomada el 7 de diciembre de 1972 por la tripulación de la nave espacial Apolo 17, posiblemente una de las imágenes de la Tierra tomadas desde el espacio más famosas de la historia.

1,6 km por píxel

La imagen muestra alrededor de 1,6 km por píxel. El satélite está situado a una altura de 824 km sobre la Tierra y tiene una visión completa de la misma todos los días. La imagen está compuesta por el trabajo del instrumento VIIRS del satélite, que fotografía la superficie del planeta en «rebanadas» de 3.000 kilómetros de ancho cada una. Las franjas de cada sucesiva órbita se superponen entre sí, de forma que, al final del día, el sensor tiene una vista completa del mundo.
El Ártico se pierde en la foto porque la luz del Sol de invierno que recibe es insuficiente para permitir que las cámaras puedan ver, según explica la NASA. Además de capturar el espectro de luz visible, la sonda está equipada con instrumentos para medir la temperatura de la atmósfera y los océanos, y es capaz de detectar los incendios forestales y otros fenómenos que contribuyen al cambio climático.

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Dunas artísticas sobre Marte


El satélite Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA, ha obtenido imágenes de la superficie de Marteen las que pueden verse unas dunas formadas por la acción del viento


El satélite Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA, ha obtenido imágenes de la superficie de Marte en las que pueden verse unas dunas formadas por la acción del viento. Según han explicado los expertos, la distribución espacial y morfología de las dunas marcianas están directamente relacionadas por los cambios en la dirección e intensidad del viento (al igual que pasa en la Tierra) y gracias a estas formaciones y a los patrones de erosión que se pueden ver en las imágenes, los científicos pueden obtener detalles sobre la historia del terreno.

Concretamente, las fotografías captadas corresponden a unas dunas de arena atrapadas en el interior de un cráter en la zona de Noachis Terra, en el cono sur del planeta rojo y fueron tomadas el pasado 29 de noviembre a una altura de 252,20 kilómetros con respecto a la superficie del planeta. La imagen tiene una resolución tal que cada píxel corresponde a una distancia de 25 centímetros y, por tanto, el área cubierta en la imagen equivaldría aproximadamente a un kilómetro cuadrado.
El satélite fu lanzado en 2005 y entró en la órbita de Marte en octubre de 2006, uniéndose así a otros 3 satélites artificiales que orbitan alrededor de este planeta. La MRO lleva alojada una cámara de alta resolución de nombre HiRISE (High-Resolution Imaging Science Experiment) con la que la NASA está sacando imágenes de alta resolución de la superficie marciana. Concretamente, desde su lanzamiento, se han capturado más de 20.000 imágenes de la superficie marciana.

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Vehículo de exploración espacial impulsado por microbios


Geobacter sulfurreducens

La Geobacter sulfurreducens se alimenta del óxido de metales y produce electrones por fuera de su cuerpo.

Científicos del Laboratorio de Investigación Naval en Washington, Estados Unidos (NRL, por sus siglas en inglés), están desarrollando un vehículo para la exploración de las superficies de otros planetas impulsado por energía producida por microbios.
Los microbios, conocidos por su nombre científico Geobacter sulfurreducens, descomponen metales y generan electricidad a través de procesos metabólicos.
La innovadora fuente de energía podría expandir la capacidad de exploración de los vehículos en ambientes hostiles, aunque el descubridor de esta especie de bacteria cuestiona si, en las actuales circunstancias, podrían producir suficiente energía para esta tarea.

Óxido y electrones

Dr. Derek Lovley

El doctor Lovley descubrió las geobacter en los sedimentos del río Potomac, en Washington.

El Geobacter sulfurreducens fue descubierto en el sedimento del río Potomac, que bordea Washington, por el doctor Derek Lovley, profesor de microbiología de la Universidad de Massachusetts.
"Estas bacterias consumen el óxido de minerales para su energía de la misma manera en que nosotros usamos el oxígeno del aire", explicó.
"Cuando publicamos el artículo en Science (una revista científica) en 2002, descubrimos que despiden electrones por fuera de su organismo", lo que las convierte en una fuente de energía eléctrica.
El trabajo del doctor Lovley está financiado por la fuerza naval y la aplicación original del descubrimiento se concentraba en la generación de energía para dispositivos electrónicos en el fondo del mar.

Con solo enterrar un electrodo de grafito en el sedimento marino para que fuera colonizado por geobacter, las bacterias producirían electricidad que sería transmitida por una conexión a otro electrodo.

"El gran beneficio es que se evita el difícil y costoso proceso cambiar baterías tradicionales en un lugar remoto", señaló Lovley. "Los dispositivos podrían operar casi que para siempre sin tener que cambiar baterías".

Del mar al espacio

Lo que ahora intenta hacer el Laboratorio de Investigación Naval es transferir ese concepto a vehículos que son enviados a explorar otros planetas.
"La meta es demostrar una fuente de energía más eficiente y confiable para impulsar pequeños vehículos robóticos en lugares donde la intervención humana es inexistente", declaró en un comunicado el doctor Gregory P. Scott, director del proyecto.

El prototipo que desarrolla el NRL solo pesaría unas dos libras -aproximadamente un kilogramo- y estaría diseñado para misiones de larga duración y donde no sería práctico enviar los tradicionales vehículos de exploración que la NASA lanzado a Marte y que dependen de baterías de plutonio o paneles solares.

Vehículo de exploración planetaria

La MFC impulsaría vehículos de exploración planetaria mucho más pequeños que los que actualmente utiliza NASA.

La fuente de energía se describe como pila de energía microbiana (MFC, por sus siglas en inglés).
Según el laboratorio naval, la MFC fue seleccionada por su larga duración, dada la capacidad de los microorganismos de reproducirse y la alta densidad de energía de las bacterias comparado a las fuentes tradicionales como los iones de litio.

Consumo energético

Derek Lovley cuestiona, sin embargo, qué tanta energía podrían generar los microbios que estarían encapsulados en un sistema autosuficiente con un contenido limitado de óxido del cual alimentarse.
"Su potencia es relativamente baja y nuestras investigaciones se han concentrado básicamente en transformar las bacterias, mediante ingeniería genética, para incrementar los niveles de corriente que producen", expresó.
Pero el doctor Scott, científico en robótica espacial del NRL, explica en su comunicado que el objetivo es desarrollar un sistema óptimo de bajo consumo eléctrico.


Laboratorio de Investigación Naval


La fuerza naval lleva décadas colaborando con la NASA en la exploración espacial.
"Las baterías microbianas combinadas con dispositivos electrónicos de muy bajo consumo y con mínimos requerimientos para la movilidad abordan ese vacío en la tecnología energética aplicable a sistemas robóticos, especialmente los de las misiones planetarias".
El doctor Scott recibió financiación de un fondo de Conceptos Innovadores Avanzados de la NASA (NIAC, por sus siglas en inggés) para adelantar la fase inicial del proyecto.
No es la primera vez que la agencia aeroespacial y la fuerza naval de Estados Unidos participan conjuntamente un misiones espaciales.
La oficina de Investigación Naval rompió el récord de ascenso de un globo tripulado a gran altitud en los años 50, considerado el precursor de los viajes espaciales.

 Tomado de:
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/01/120113_ciencia_tecnologia_vehiculo_combustible_bacteria_wbm.shtml
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